Si estás de pie frente al camino, preguntándote a dónde vas, creyendo que se acabaron tus oportunidades y no sabes qué hacer. Es momento de incluir a Dios en tu proyecto de vida, dejar en sus manos tus metas, sueños y aquellos planes inconclusos. Permite que Dios vaya delante y sea una realidad en tu diario vivir.