El mensaje de Massa atacó los dos problemas principales que aquejan a la economía argentina: la aceleración de la inflación y el mínimo nivel de reservas del Banco Central. Pero a pesar de esto aún quedan demasiadas incógnitas sobre cómo se van a lograr los objetivos propuestos. Esos detalles se irán conociendo en los próximos días y eso irá marcando cuál es el grado de éxito que puedan tener los anuncios.
Por lo pronto, todo indica que se trata de medidas que servirán para ganar tiempo y poner en pausa una crisis cambiaria e inflacionaria que corría el riesgo de espiralizarse. Dejar atrás una situación sumamente crítica no pasará solo por la enunciación de buenas intenciones, sino por la concreción de las mismas.
El principal anuncio concreto realizado por Massa fue la vuelta de tuerca con las tarifas, cuando recién está arrancando la segmentación. Ahora aquellos hogares que consuman más de un determinado nivel mensual de luz, gas y agua tendrán que pagar la tarifa plena. Se trata del primer intento serio del kirchnerismo por empezar a bajar la bola de nieve en la que se transformaron los subsidios económicos. Se trata además de la medida menos digerible desde el punto de vista social que se anunció ayer.
La promesa de cero emisión de pesos por parte del Central para financiar al Tesoro en lo que resta del año es un fuerte desafío que también busca cumplir con el compromiso ante el Fondo. Se ataca así uno de los principales dogmas del kirchnerismo duro, que históricamente sostuvo que la inflación no está relacionada con la emisión de pesos. La pregunta es si el Tesoro conseguirá los recursos que precisa con financiación en el mercado interno, algo que se había cortado a partir de la crisis de la deuda en pesos desatada en junio.