El acceso a la vivienda para las personas mayores de 60 años en Argentina se conviertió en una problemática cada vez más visible, especialmente para aquellos que no lograron adquirir una propiedad y deben permanecer en el mercado de alquiler. Según un informe reciente de la Fundación Tejido Urbano, basado en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la población adulta mayor enfrenta serios problemas habitacionales que vinieron en aumento en las últimas dos décadas.
La población mayor de 60 años en Argentina asciende a 4.965.057 personas, de las cuales 359.754 son inquilinos, lo que representa el 7,25% de la población adulta mayor y el 6,58% del total de inquilinos a nivel nacional. Este número ha experimentado un incremento considerable en los últimos 20 años, duplicándose desde 2004, cuando apenas superaba los 164.000 adultos mayores que alquilaban.
El análisis geográfico del informe muestra importantes disparidades en la proporción de adultos mayores inquilinos en distintas regiones del país. Provincias como Corrientes, Catamarca, Santiago del Estero y Resistencia presentan una baja cantidad de personas mayores que alquilan, mientras que la Ciudad de Buenos Aires destaca por tener una proporción considerablemente más alta de adultos mayores en alquiler.
Además, otras ciudades como La Plata, Santa Fe, Neuquén, Mendoza y Río Gallegos también registran una presencia significativa de adultos mayores que alquilan. Este fenómeno está asociado a procesos históricos de migración interna que fomentaron el crecimiento urbano en las últimas décadas. Según el informe, más del 33% de los adultos mayores inquilinos nacieron en otra provincia o país y se asentaron en estas ciudades en busca de mejores oportunidades laborales o calidad de vida.
Vulnerabilidad en los hogares de adultos mayores
El estudio también destaca las vulnerabilidades específicas de los adultos mayores que alquilan. El 51,3% de esta población vive solo o únicamente con su cónyuge, ambos pertenecientes a la tercera edad. Esto representa aproximadamente a 184.711 personas que habitan en hogares unipersonales o pequeños núcleos familiares. Dentro de este grupo, el 57,4% son mujeres, lo que evidencia un fenómeno de feminización de la soledad, donde muchas mujeres mayores viudas o con redes de apoyo limitadas enfrentan mayores dificultades económicas, de salud y de aislamiento social.
El informe de la Fundación Tejido Urbano pone en evidencia las dificultades económicas que enfrentan los adultos mayores que alquilan. Según el análisis de ingresos, el 40,52% de los adultos mayores que viven solos se encuentra en el primer decil de ingresos, el más bajo, lo que indica una situación económica muy precaria. En total, el 72,7% de los adultos mayores unipersonales se ubica dentro de los cuatro deciles más bajos de ingresos, lo que los coloca en una situación de alta vulnerabilidad.
Para muchos de estos adultos mayores, la jubilación representa su principal fuente de ingresos. Sin embargo, su impacto varía dependiendo del nivel de ingresos. En los deciles más bajos, la jubilación es prácticamente el único recurso económico, mientras que en los sectores de mayores ingresos puede complementarse con otras fuentes, reflejando una disparidad en la capacidad para afrontar los costos de la vejez.
Ingresos y costos de vivienda
El ingreso mensual de los adultos mayores que alquilan, según datos del primer trimestre de 2024, varía entre $135.000 y $276.500. A pesar de estos montos, deben destinar una gran parte de sus ingresos al pago del alquiler, lo que plantea interrogantes sobre el tipo de vivienda al que pueden acceder y si esta garantiza una calidad de vida adecuada. El creciente costo del alquiler y la insuficiencia de los ingresos de los adultos mayores inquilinos evidencian la necesidad de políticas públicas que aseguren condiciones habitacionales dignas para esta población vulnerable.
Fuente: Contrumis